... que pasa?
los trenes llegan a la estación Saenz Peña
baja el viajero del maletín de cuero.
No dice nada.

Herminia, baja del cerro
con su majada blanca
llega a las casas,
no dice nada.

Ramón,
siempre en el mismo bar esquinero
mirando por la misma ventana.
Y hoy, “no ha querido hablar” (sic).

Que pasa?
(... sin embargo no vengas a decirme con tu papel maché de colores que estoy parado en la vía equivocada que viene el tren que tren que la bebida loca no es un ave “loca” es la coz de un burro en la sien)

que pasa?
leo que Herminia
no tiene más carnaval
no le llega el eco del alma
y los erkes de Purmamarca
apenas si el rumor de la sopa
en su plato de aluminio
el padre nuestro
en la voz de las pancartas
pancartas
que le pasan a 800 mts por la ruta
cerca
muy cerca de las casas.

Herminia está vieja de golpe
como un cuadro de Fader. Stop.

Que pasa?
Ramón que no es Sijé
que nunca ha leído nada
excepto el diario Clarín de la mañana
mira el empedrado... la lluvia...
con temor de que ya estén tercerizados
y ni la tristeza entonces sea de él
que tenga evaluar costos por toda ausencia...

(ésta acuarela cada vez más recurrente, Presidente...)

y Ramón es un tango, ahora
de los que seguro desechó Piazzola
en un verano porteño de fainás,
de Cinzanos con Fernet.

Y el viajero, homosexual y griego
pregunta por Ithaka
y está con su maletín de cuero
y su underwood apoyada
en el andén de cemento
llegó (pobre)
para ver un país en quiebra
un país de papel maché

y el viajero, que de tan extranjero,
ahora es Argentino,
y nos termina de aniquilar con su desidia,
con la puesta de sol dolar que imagina
y ha comenzado a recitar
un poema que escribió, dice,
en Wall Street, que concluyó, dice,
en el corazón negro del rubio Manhattan.

Y la majada...
se perdió atrás del valle,
nadie la salió a buscar,
con silbidos
con piernas cansadas
con sueños de pancartas
con ollas populares
desde las casas...

Y Sí,
sin cabras / sin Fader
no es posible el cuadro;

sólo el hambre. Stop.
Sólo el hambre.

Sólo el hambre Señor.