El hada de las horas
dispone suave
quedamente
sus agujas;
el lenguaje de las gemas
la obsesión irresistible
de aquel rostro
el discurrir sangrante
mar adentro...

Ella encuentra en el olvido
la exacta proporción
de leche y llanto
las semillas necesarias
de distancia
para gustar la tristeza
desde el borde
del dolor
Con todo su paladar de cristales.