Aquella Hermana de la Caridad:
aquella Sor Asunción,
que bajo la toca
lleva una boca
de forma de corazón.

Corazón que es dilución
de una escala cromática:
(el color del labio superior es sonrosado,
y rojo ultrasanguíneo el inferior).

Aquella monja que se parece
a una artista de cine, de película italiana,
que yo vi bajo la luna,
en el auge lumínico de una
convaleciente noche de abril.

Monjita que a la artista te asemejas
en la dulce mansedumbre de tus ojos
y en el rictus doliente de tus cejas.

Tarde de procesión en los claustros del Hospital.

Palio que es un toldo al SACRAMENTO
formado por bordados de un gran chal.

Temor de los gorriones del jardín
que vuelan desde el boj de los parterres
hasta un alto pretil,
si miran la invasión
de la procesión.

Enfermos que se asoman hasta el marco
de una vidriera cercana;
tintineos de una campana;
todo un frívolo ocaso que se esponja,
y acaso, mi indevoción,
si miro que aparece aquella monja
de boca de corazón...