La noche fue dantesca... En medio del mutismo
rompió de pronto el retumbar de un trueno...
Tropel de potros que rompiera el freno
y se lanzara, indómito, al abismo...

Un pálido fulgor de cataclismo,
al cielo que antes se mostró sereno,
siniestramente iluminó de lleno,
como si el cielo se incendiara él mismo...

Entre mil convulsiones de montaña
se abrió la roja y palpitante entraña
en esa amarga noche de penuria...

Y desde el cráter en la abierta herida
brotó la ardiente lava enfurecida
como un boa incendiando de lujuria.