Hoy entreabrí la puerta de la infancia
con la nostalgia vuelta hacia la cuna
y no encontré ni un rastro de la luna
que ayer nomás iluminó mi estancia.

Hoy me inundó la mar de la distancia
al evocar mi vegetal laguna
y en la vieja resaca una por una
fue anclando sus pisadas mi inconstancia.

Hoy me perdí en las ruinas de mi ayer
en busca de un alero, de un cimiento,
de un mango, un cafetal o mi nacer

y al verme en los umbrales de mi aliento
honda desolación cruzó mi ser:
oí que sollozaba mi lamento.



De Almácigo 2 (1980)