de Emilio Gastón

Hoy me he dado de bruces
con tu ángel,
borracho en una tasca:

Olivitas rellenas, chorizo riojano,
tinto de Cariñena.

Burocráticamente hablando,
tu ángel se ha hecho ficha
de señor que revienta en los tranvías,
mientras tú, soldado de hace años,
marivioleas por el campo con tus hijos.

Duélete todo, lo sé.
Duélete el mar, la torpe hipocresía,
los mansos ciudadanos, la agonía
de tanto pobre hombre. Yo lo sé
y por eso te tengo entre mis labios.

Tu ángel juvenil se ha puesto gordo
de hacer con tu bondad su melodía.