En todos los puertos habita
una prolongación de mí –ojos,
piel,
sístole,
diástole,
labios para un beso-
que nace o muere cada día.
Son ojos,
piel,
puerto,
travesía,
de los pequeños dioses indígenas,
blancos y negros,
que habitan la isla que soy
ayer,
hoy,
mañana.
Lógica insensata que encierra el universo mar;
zarpa un barco
su futuro es regreso.