El uno con terror dirige la mirada al cielo raso.
El otro se concentra en el cielo de la boca.
El uno siente un miedo profundo de sufrir
y así lo expresa: “me lastima lo que hace”.
No podemos decir que el otro lo ha escuchado,
sin embargo murmura tal vez para sí mismo:
“Si extirpo la raíz lo habré salvado, pero duele”.