quién puede decirlo
quién quiso cómo fue cuándo
decidieron desertar los hogares para las fábricas
sacudir
el sopor de calles y de plazas
ahuyentar al dios que vigilaba el sueño y la razón
debieron de ser los mejores de nosotros sin duda
azuzados
por una fuerza desconocida
aún nadie logra explicar
aquella fiebre invadiendo las conversaciones
el llanto de las mujeres el precio de la sal
o acaso una muerte improvisa un desvío azaroso
del curso habitual de luchas y divisiones
una sequía
dio inicio a los preparativos y se dejó de hablar
de lo justo y de lo injusto
de mis miedos y tus rencores
los mejores
abrazaron la tempestad y el peligro
porque el mar estaba allí esperando
ser cortado agredido violentado
para vomitar el fruto que aridece nuestros campos
el orden en el que nadie cree ya entonces
estaba infecto de cálculos y secretos aprisionando la
risa
desnudez
en busca de un nuevo sentido
puedo decirlo
tantas veces lo he sentido dentro de mí
todo es aire vuelo
en el que me despeño sin sombra de raíz
ala despegando de las chatas costas de esta isla gris
huida furtiva en nave de piratas...

si quedaran mares para piratas
si el oleaje no me diese náuseas
abandonaría la casa materna
que con rabia antigua me posee
misteriosa corriente:
ya no se remonta