(Pues del hórrido manto se desnuda)
Purpúreo el Sol y, aunque con lengua muda,
Suave Filomena ya suspira,
Templa, noble garzón, la noble lira,
Honren tu dulce plectro y mano aguda
Lo que al son torpe de mi avena ruda
Me dicta Amor, Calíope me inspira.
Ayúdame a cantar los dos extremos
De mi pastora, y cual parleras aves
Que a saludar al Sol a otros convidan,
Yo ronco, tú sonoro, despertemos
Cuantos en nuestra orilla cisnes graves
Sus blancas plumas bañan y se anidan.