Ya sabes. Es tan bello este ostracismo,
tenderme junto a ti, sentir tus dedos
rodarme por la piel en esta alcoba
caliente y apartada del vacío...
Lo sabes cuando beso, cuando hiero
tu boca con torrentes de amapolas,
lo sabes cuando busco tu saliva
y toco tus pezones como almendras.
La carne hecha canela, el aire entero
dehesas de ambarinas deliciosas.
Lo sabes que me huelen tus cabellos
cual huelen las higueras en septiembre,
cual huelen los geranios en los patios
y el aire de las huertas tras la lluvia.
Es bello estar tendido, acostumbrado
al musgo de las ingles delicadas,
que sólo el tragaluz sea blanca orilla
del mundo que ahí afuera nos pretende.