A partir de estas preguntas, Ignacio Padilla examina, desde diversas perspectivas, una de las emociones humanas más profundas y primitivas para desarrollar una verdadera teoría del miedo y lo monstruoso.
La primera parte de El legado de los monstruos analiza el potencial del miedo como combustible estético y sociopolítico.
La ficción ya sea la ficción épica, religiosa, literaria o cinematográfica nos permite procesar la energía liberada por el miedo y convertirla en un impulso creador.
Esto lo han sabido y aprovechado numerosos artistas de todas las épocas, pero también muchos políticos y mercadólogos, que han lucrado y gobernado con el miedo.
En la segunda parte, el autor pasa revista a algunos de los principales monstruos de la historia, ogros, brujas, fantasmas, zombis, vampiros, robots, extraterrestres: los monstruos cambian para ajustarse a los tiempos, pero siempre constituyen un espejo cóncavo en el que nos reflejamos horrorizados y embelesados.
Pues como la materia y la energía los miedos no se crean ni se destruyen, sólo se transforman.