RESUMEN DE LA OBRA EL MATADERO
- ESTEBAN ECHEVERRIA
Argumento del libro El Matadero del escritor Esteban Echeverria.
El relato da la impresión, en un principio, de ser un cuadro de costumbres que relata la falta de carne en la cuaresma bonaerense de la década de 1830.

Los abastecedores de carne solo traen en días cuaresmales, al matadero, los novillos necesarios para el sustento de los niños y de los enfermos.

Sucedió pues, en aquel tiempo, una lluvia muy copiosa, que anegó los caminos y las calles de entrada y salida a la ciudad, que rebosaban de acuoso barro.

El rio la plata, creciendo embravecido, empujó esas aguas que venían buscando su cause y las hizo correr hinchadas por sobre campos, terraplanes, arboledas, caseríos y extenderse como un lago inmenso por todas las bajas tierras.

Todas esas calamidades eran aprovechadas por los federales resistas, quienes, a través de la iglesia, culpaban a los unitarios (opositores de la dictadura de Rosas) ante el pueblo, de ser culpables de la desgracia.

Por causa de la inundación estuvo quince días el matadero de la convalecencia sin ver una sola cabeza vacuna; durante este tiempo, los pobres niños y enfermos se alimentaban con huevos y gallinas.

Este estado de caos trajo consigo la especulación y el encarecimiento de los alimentos vitales, lo que degeneró en tal hambruna, que mucha gente adelantó su viaje al cielo.

El gobierno, para calmar los ánimos de la población, envió el decimosexto día de la carestía cincuenta novillos gordos, poca cosa por cierto, para una población acostumbrada diariamente de 250 a 300 cabezas.

El Matadero - Esteban EchevarriaA los gritos de ¡Viva el gobierno!, los corrales se llenaron de carniceros, achuradores y curiosos.

La primera res que se mató fue toda entera de regalo a un líder del gobierno ahí presente, hombre muy amigo del asado.

Siguió la matanza y en un cuarto de hora, cuarentainueve novillos se hallaban tendidos en la playa del matadero. La visión del matadero era grotesca.

Las figuras más prominentes eran los carniceros con cuchillos en mano, brazos y pecho desnudo, cabello largo y revuelto y chiripa y rostro embadurnado en sangre.

En ese ambiente, se mezclaba la gente más necesitada, que pretendía en un descuido hacerse de un sebo o de una tripa para su sustento.

Un novillo había quedado en los corrales.

Cuando fueron a matarlo, logro huir debido a que el lazo que lo sujetaba estaba flojo.

En su loca huida arremetió contra un niño a quien decapito en un instante con una de sus astas.

El animal horrorizado por los griteríos tomó hacia la ciudad donde anduvo en distintas direcciones.

Una hora después de su fuga, el toro estaba otra vez en el matadero. Después de atarlo, fue matasiete, un fanático resista, quien descargo con su cuchillo en el cuello del animal toda su furia.

En dos por tres estuvo desollado, descuartizado y colgado en la carretera el maldito toro.

Mas de repente la ronca voz de un carnicero grito: ¡Allí viene un unitario! Incitado por la chusma, matasiete arremetió contra el joven unitario. Sujetado por dos hombres, el joven unitario fue sometido a las más infames humillaciones.

Cuando pretendieron desnudarlo para azotarlo, fue tanto el forcejeo que sostuvo el unitario con sus captores y tanta la rabia acumulada, que un torrente de sangre brotó borbolloneando de la boca y la nariz del joven. La diversión infante de los federales había terminado.

Los federales habían dado fin a una de sus innumerables proezas.