Cuando todas las preguntas sobre el espacio, el tiempo, la materia y la naturaleza del ser han sido resueltas, solo una pregunta queda por contestar: ¿Dónde cenamos?.

El Restaurante del Fin del Mundo es la experiencia gastronómica máxima, y por una vez, no hay un mañana por el que preocuparse.

Esta es la segunda parte de la clásica serie de ciencia ficción de Douglas Adams (conocida como La Guía del Autoestopista Galáctico o La Guía del Viajero Intergaláctico).

Zurcando el universo en una nave impulsada por improbabilidad pura y armados de la dudosa ayuda de la Guía del Autoestopista Galáctico, nuestros protagonistas, Arthur Dent, Ford Perfect, Trillian, Zaphod beeblebrox y Marvin el androide maníaco-depresivo continúan con sus disparatadas aventuras, que les conducirán al asombroso Restaurante del fin del mundo, situado en el momento del tiempo en el que el universo entero llega a su estrepitoso final.

Entretanto terminarán de comprender la respuesta definitiva sobre La Vida, el Universo y Todo lo Demás y conocerán a quién verdaderamente maneja el universo aunque él este verdaderamente escéptico sobre su posición.

No faltarán una tetera automática que solo produce un líquido asqueroso, un planeta condenado porque sus habitantes se empeñaron en tener más zapaterías que de la cuenta, ni un olvidado transporte espacial cuyos pasajeros, debido a toda clase de estúpidos retrasos, llevan novecientos años esperando que la nave arranque.

Como si esto fuera poco, se perderán en el tiempo y descubrirán el verdadero origen de la especie humana: un grupo de ejecutivos de poca monta que fueros expulsados de su planeta por indeseables.