En el cuarto principal de la casa hay un viejo ropero, de tres puertas con un espejo, muy antiguo.

Este ropero perteneció a la familia por mucho tiempo, pasó de generación en generación, de padres a hijos.

Sobre todo este ropero tenía un valor muy significativo para el padre, ya que cuando se miraba en el espejo de este ropero, sentía como que avía una comunicación con sus familiares fallecidos.

Por en aquel espejo se miró su padre, sus abuelos, y toda, su generación, sin embargo este ropero tenía un gran apreció para sus hijo ya que para ellos era un gran lugar para jugar.

Un día vino el amigo del papa, con su hijo, y dejo a sus hijo con los hijos del señor para que jugara con ellos.

Pero se dio que mientras jugaban partido en la calle, hijo de su amigo, pateó la pelota y rompió el espejo, a partir de ese día para el padre fue como la perdida de la conexión con sus antepasados.