- Alejo Carpentier -

Carlos y Sofía, adolecentes aun, quedan huérfanos quedan huérfanos tras la muerte de su padre, un próspero comerciante de la Habana.

Esteban, sobrino del difundo, convivía con sus primos. Los adolescentes viven como mejor les parezca.

De día duermen y de noche realizan sus quehaceres; su cena será por la tarde y el almuerzo será  a las once o a la medianoche. Los tres tienen mundos distintos.

Carlos está obsesionado con la música, Esteban y Sofía con la lectura.

Una tarde, a al promediar las cuatro, tocan la puerta de manera tosca y fuerte; cuando Carlos se dispone abrir, los golpes cesan. Los golpes se vuelven a escuchar al promediar las diez de la noche.

Era Víctor Hugues quien preguntó por el dueño del negocio. Los adolecentes le dicen que ya murió. El extraño entra a la casa sin invitación. Sofía se disponía a echarlo a puntapiés, cuando aquel empezó a relatarles sus maravillosas aventuras de viajes.

Los adolescentes quedaron maravillados. Víctor se queda a vivir en la casa por mucho tiempo.

Llega el momento en que Víctor, Estebas y Sofía tienen que viajar a Europa, donde se produce la revolución Francesa.

A mitad del camino Sofía decide volver a Cuba.

En Francia Víctor ocupa altos cargos y se adapta con facilidad al ambiente; mientras que esteban no se acostumbre.

Carlos y Sofía viven casi la misma suerte en Cuba debido a la influencia de la revolución.