Primera Parte: El Encuentro
David y Víctor son amigos de la infancia que dejaron de verse cuando contaban con 10 años.

En el momento de su reencuentro, con 64 años ya, David empieza a contarle a Víctor que su vida había sido un cúmulo de despropósitos, pues sus padres habían heredado una gran fortuna que con el paso de los años y después de una serie de infortunios se fue reduciendo hasta su completa desaparición.

Cuenta David que incluso llegó a pasar hambre “la mala suerte siempre ha estado conmigo”.

Víctor a su vez le cuenta que a pesar de que su familia era de origen humilde, empezó a trabajar con 10 años y poco a poco fue subiendo de categoría hasta ser portero de hoteles de 5 estrellas, de pronto se dio cuenta de que “podía tener suerte, si se lo proponía”.

Adquirió un taller a punto de cerrar, y tras 10 años de trabajo, innovación y reinversiones en el negocio, se convirtió en un fabricante exitoso de bolsos de piel.

Al oír esto David le preguntó si no creía que aquello había sido simplemente suerte.
RESUMEN LA BUENA SUERTE - Álex Rovira Para poder contestarle, Víctor le comentó que su abuelo le había contado un cuento para explicarle las diferencias entre la Suerte y la Buena Suerte.

Y es que la Suerte (como que te toque la lotería) es aquella que no depende de uno mismo, mientras que la Buena Suerte si depende de uno mismo.

El cuento se llama: La Leyenda del Trébol Mágico.

Primera Regla de la Buena Suerte: La Suerte no dura demasiado tiempo, porque no depende de ti.

La Buena Suerte la crea uno mismo, por eso dura siempre.
 
Segunda Parte: La leyenda del Trébol Mágico

El Reto de Merlín
En un reino muy lejano, un mago llamado Merlín retó a todos los caballeros del reino a encontrar un Trébol Mágico de 4 Hojas que brotaría en 6 noches en algún lugar del Bosque Encantado. Este trébol dotaría a su dueño de una Suerte Ilimitada.

Al oír esto la gran mayoría de los caballeros, tras el entusiasmo inicial por conocer el extraordinario poder el Trébol Mágico, empezaron a desmoralizarse tras hacer las reflexiones siguientes: “cómo encontrar un minúsculo trébol de cuatro hojas en tan extenso lugar?” “este reto no se puede alcanzar”.Sólo dos caballeros aceptaron el reto, Nott el caballero con capa negra y Sid el caballero con capa blanca.

Segunda Regla de la Buena Suerte: Muchos son los que quieren tener Buena Suerte, pero pocos los que deciden ir a por ella.
 
El Gnomo, Príncipe de la Tierra
Los dos caballeros emprendieron pues su viaje al Bosque Encantado. A la mañana siguiente tras llegar a su destino, Nott, decidió que su estrategia sería la de preguntar a los habitantes del bosque cuál sería el lugar donde podría nacer el trébol.

Así que se dirigió a hablar con el Gnomo: Príncipe de la Tierra que conoce palmo a palmo todos los rincones de ese bosque. Sin embargo, el Gnomo contestó a Nott que en aquel bosque era imposible que naciera ningún trébol, pues nunca había visto ninguno en toda su vida y le preguntó a Nott si Merlin no habría intentado engañarle.

Tras despedirse del Gnomo, Nott algo desanimado decidió esperar al día siguiente para proseguir su búsqueda y empezó a experimentar lo que se siente cuando alguien te dice que tu suerte no es posible:  miedo.

A su vez Sid tuvo esa mañana exactamente la misma idea, decidió hablar con el Gnomo, el cual enfurecido por volver a escuchar la misma pregunta le contestó de mala manera que alli no podía crecer ni nunca crecerá ningún trébol.

A diferencia de Nott, Sid se dió cuenta de que seguramente tanto Merlín como el Gnomo decían la verdad, y que si no podía crecer ningún trébol en esas tierras entonces el hecho de seguir buscando no le serviría de nada.

Decidió entonces preguntar por qué nunca había brotado ningún trébol en ese bosque, a lo que el Gnomo le contestó que era por la tierra, nadie se había molestado en “renovarla, cambiar la tierra vieja por tierra nueva”, “pues sólo haciendo cosas nuevas pueden obtenerse cosas nuevas”, le dijo.

Antes de despedirse el Gnomo le indicó que había algo de tierra fértil en un territorio anexo al Bosque, al que Sid acudió para llenar un par de alforjas que cargó en su caballo. Antes de que oscureciera, escogió un lugar del bosque que le pareció apropiado, arrancó las hierbas, sacó la tierra vieja y extendió la nueva.

Mientras esperaba el momento de quedarse dormido pensó que aunque nunca hubieran nacido tréboles en ese bosque no significa que en el futuro no pudieran darse. Se durmió imaginando que el trébol brotaba entre la tierra nueva, eso le permitía no pensar en las pocas probabilidades de éxito que tenía.

Tercera Regla de la Buena Suerte: Si ahora no tienes Buena Suerte tal vez sea porque las circunstancias son las de siempre. Para que la Buena Suerte llegue, es conveniente crear nuevas circunstancias.
 
La Dama del Lago
Durante el 4ª día Nott pensó que no podía fiarse del Gnomo, seguramente le engañaba así que decidió buscar a alguien que desmintiera lo que le había dicho.

Tras varias horas se encontró con un gran lago al que se acercó para beber y oyó la voz de La Dama del Lago, “Tu y tu caballo estáis despertando a mis nenúfares, ellos duermen por el día y cantan por la noche. Si los nenúfares no cantan, el agua no se evapora y el lago se desborda y por ello muchas plantas y árboles podrían morir ahogados ¡cállate y desaparece! ¡no despiertes a mis nenúfares!”

¡Alto! le contestó Nott, “no me interesan tus problemas, sólo quiero hacerte una pregunta”. Tras escuchar la pregunta la Dama del Lago comenzó a reír, pues los tréboles necesitan muchas agua para crecer y en ese bosque no hay arroyos ni charcos, y por lo tanto no hay ni habrá nunca tréboles en ese bosque.

Nott volvió a sentir un miedo todavía más intenso, quizás a él nunca le llegaría la suerte.
Sid también decidió buscar a la Dama del Lago para preguntarle cuanta agua necesitaba un trébol para nacer.

De nuevo la Dama del Lago preocupada por sus nenúfares instó a Sid a irse rápidamente, sin embargo, Sid interesado por el problema de aquella bella criatura decidió escucharla. De nuevo la Dama del Lago contó su historia explicando su malestar por tener que pasar días y noches en vela, para velar por sus nenúfares.

Sid decidió ayudarla, y tras saber que un trébol necesita agua en abundancia para crecer, cavó un surco desde la orilla del lago hasta el terreno dónde había puesto tierra nueva. Y así se creó un arroyo en el Bosque Encantado que nunca antes había existido, la Dama del Lago por fin podía descansar en paz.

Cuarta Regla de la Buena Suerte: Preparar circunstancias para la Buena Suerte no significa buscar sólo el propio beneficio. Crear circunstancias para que otros también ganen atrae la Buena Suerte.
 
La Secuoya, Reina de los Árboles
Al comenzar el tercer día, Nott decidió hablar con la Secuoya: Reina de los Árboles, pues era el habitante más antiguo del Bosque, seguramente sería la única que podría desmentir lo que le habían contado hasta ahora.

Desgraciadamente la Secuoya le respondió lo mismo que el Gnomo y la Dama del Lago, nunca había nacido ningún trébol en ese bosque. Nott se sintió deprimido, abatido, víctima de un engaño y sin posibilidades de éxito.

Sid, cada día más satisfecho, también acudió a hablar con la Secuoya para informarse acerca de cuánta luz necesitan los tréboles para crecer. “Igual cantidad de luz que de sombra” contestó, “sin embargo no encontrarás un lugar así en este Bosque”, y es que  nadie se ha molestado nunca en eliminar ramas muertas y hojas secas para que la luz entre en el bosque, la gente siempre deja las cosas para mañana.

Era ya muy tarde, estaba oscureciendo, pero Sid recordó lo que la Secuoya le había recomendado ” No lo dejes para mañana”. Así que se dispuso a pesar de la hora que era a despear la copa de los árboles cercanos a su parcela y sintió que disfrutaba cada vez más con su cometido. Una vez más esa noche imaginó que el Trébol Mágico brotaba en aquel lugar que él mismo había creado.

Quinta Regla de la Buena Suerte: Si “dejas para mañana” la preparación de las circunstancias, la Buena Suerte quizá nunca llegue. Crear las circunstancias requiere dar un primer paso…¡Dalo hoy!
 
Ston, la Madre de las Piedras
Nott pasó el 5º día vagando por el bosque. No quería sentirse ridículo volviendo sólo al castillo, pues le costaba mucho reconocer sus errores y siempre solía responsabilizar a los otros de sus fracasos.

Pasó el día pensando por qué era tan desgraciado, qué estaba haciendo mal y como no le quedaba nada más que hacer decició hablar con Ston: la madre de las piedras, pues quería confirmar con alguien más lo que ya sabía: el Trébol Mágico no nacería y él no era una persona con suerte. Ston le confirmó por fin lo que pensaba, no ha habido ni nunca habrá tréboles en estas tierras.

Sid se levantó feliz. Como este era el último día decidió meditar bien en qué lo emplearía y para inspirarse decidió subir al punto más alto del bosque. Allí encontró a Ston. Esta le comunicó a Sid que dónde había piedras no podían crecer los tréboles de 4 hojas, los de 3 si porque crecen con más fuerza, pero los de 4 necesitan un terreno totalmente libre de piedras. Al oír esto, Sid volvió rápidamente a su parcela y retiró todas las piedras que encontró en la misma.

Él sabía que a menudo, los elementos clave solamente se descubren en los pequeños detalles. Aún cuando parece que está todo hecho, si uno mantiene una actitud adecuada, siempre puede encontrar nuevas pistas que garanticen el éxito. Se alegró de haber podado el día anterior las ramas, aunque fuera muy tarde ya, de lo contrario hoy no hubiera tenido tiempo para resolver este importante detalle.

Sexta Regla de la Buena Suerte: Aun bajo las circunstancias aparentemente necesarias, a veces la Buena Suerte no llega. Busca en los pequeños detalles circunstancias aparentemente innecesarias…, pero ¡imprescindibles!
 
El encuentro de los caballero en el bosque
La última noche Nott se encontró con Sid cerca de su parcela, “cómo te va” le preguntó. Sid le contó todo lo que había hecho desde el momento en que el Gnomo le dijo que no podían crecer tréboles en el Bosque.

“Te has vuelto loco?!” le replicó Nott, al fin y al cabo nadie sabía si el Trébol Mágico nacería justo ahí, la probabilidad era mínima. Tras esto Nott desapareció y Sid sorprendido pensó ” Merlín dijo que podríamos encontrar el Trébol Mágico, pero no dijo que no fuera necesario hacer algo”.

Septima Regla de la Buena Suerte: A los que sólo creen en el azar, crear circunstancias les resulta absurdo. A los que se dedican a crear circunstancias, el azar no les preocupa.
 
La Bruja y el Búho visitan a Nott
Esa noche la Bruja Morgana visitó a Nott para ofrecerle un trato: matar a Merlin, a cambio de entregarle el Trébol Mágico, pues ella decía que si sabía dónde brotaría. Nott que estaba tan desengañado, se dejó seducir por las palabras de la Bruja que insistía en que Merlin le había engañado y tomado por tonto.

Al acceder a su petición, la bruja le desveló a Nott que el Trébol nacería en el jardín del Palacio Real. Así que el caballero, muy enfadado, emprendió el camino de vuelta.
Octava Regla de la Buena Suerte: Nadie puede venderte suerte. La Buena Suerte no se vende. Desconfía de los vendedores de suerte.
 
La Bruja y el Búho visitan a Sid
Lo mismo ocurrió con Sid, pero esta vez la bruja quería que este se marchara para encontrar ella misma el Trébol Mágico, así que le contó que Merlín les había engañado y que quién arrancara el Trébol moriría a los 3 días, pero que si nadie lo arrancaba entonces sería Merlin el que moriría en su lugar. Sin embargo, Sid reflexionó y decidió no creerla.

Al fin y al cabo él sabía que era importante no cambiar su cometido por el de otra persona (la bruja), decidió mantenerse fiel a su propósito y confiar en lo que le había dicho Merlin.
Novena Regla de la Buena Suerte: Cuando ya hayas creado todas las circunstancias, ten paciencia, no abandones. Para que la Buena Suerte llegue, confía.
 
El viento, Señor del Destino y de la Suerte
En la mañana del 6º día, nada sucedió, Sid pensó que en cualquier caso estos últimos días habían sido apasionantes y que creía haber hecho lo correcto.

De pronto, el viento sopló y trajo consigo miles de semillas del Trébol de la Suerte, dejándolas caer por todo el bosque. De hecho, todos los años el viento traía por estas fechas un sin fin de minúsculas pepitas de color verde que los habitantes del lugar consideraban molestas, puesto que pensaban que no servían para nada. Aquellas semillas que cayeron en la parcela de Sid dieron lugar a varios Tréboles Mágicos de 4 hojas.

Décima Regla de la Buena Suerte: Crear Buena Suerte es preparar las circunstancias a la orpotunidad. Pero la oportunidad no es cuestión de suerte o azar: ¡siempre está ahí! Por tanto: Crear Buena Suerte únicamente consiste en… ¡crear circunstancias!
 
El reencuentro con Merlin
Nott cabalgó en dirección al castillo hasta la mañana siguiente. Allí se encontraba Merlin que conociendo las intenciones de Nott, había ordenado enlosar todo el jardín para dar a entender a Nott que en aquel lugar no iba a nacer ningún Trébol Mágico tal y como le había contado la Bruja.

” Te abandonaste a ti mismo, no creíste en ti” le dijo, “esperaste siempre que los demás te regalaran su suerte”. Al final, Nott regresó a su castillo donde permaneció sólo largo tiempo.

Cuando Sid llegó a la ciudad, quiso compartir  con Merlin su alegría por haber encontrado no uno, sino un puñado de Tréboles Mágicos, y agradecerle el haberlo conseguido. Merlín le felicitó recordándole a Sid que él era el auténtico merecedor de tal regalo por haber decidido ser la causa de su propia Buena Suerte.
 
Tercera Parte: El reencuentro
Al acabar el cuento, David tenía una lágrima rodando por su mejilla, estaba reflexionando sobre la enorme casualidad que suponía encontrarse con Víctor después de tantos años y que justo ahora le contara ese cuento por azar.

Sin embargo, tras pensarlo un rato se dió cuenta de que no había sido casualidad puesto que tras tantos infortunios en su vida él llevaba tiempo deseando recuperar a su viejo amigo Víctor, tener una cara conocida con la que hablar y venía buscandole desde hacía un tiempo.

David se dió cuenta de que en realidad él mismo había creado las circunstancias para encontrarse con Víctor y su recompensa era esta maravillosa fábula. David se entusiasmó al pensar que él también podía crear Buena Suerte y dedidió añadir una regla más al cuento de su amigo:

“El cuento de la Buena Suerte…nunca llega a tus manos por casualidad”