RESUMEN DE PINOCHO DE CARLO COLLODI
Argumento del cuento infantil Pinocho de Carlo Collodi.
El libro consta de treinta capítulos y comienza con el conocido “érase una vez…”. Impregnado de invención y extraordinarios hallazgos, el libro dedica los dos primeros capítulos a contarnos como fue el maestro Ciliegia (cereza por el color de su nariz).

siendo carpintero encuentra un trozo de madera, destinado a la hoguera, pero que él tomó para sacar la pata de una mesa.
 
Cuando se dispuso a trabajar con sus herramientas observó como ese sencillo trozo de leña poseía vida, pues reía y lloraba como un niño y de él salía una sutil vocecilla que le decía: “No me pegues tan fuerte”, cuando el arremetía con sus herramientas de trabajo.

“El maestro Ciliegia” regaló el trozo de madera a su amigo Geppeto, que fabricó con el un muñeco maravilloso, que sabía bailar, esgrimir y dar saltos mortales.

Ahí precisamente comienzan las aventuras. Sin haber terminado Geppeto los ojos y la boca, ya el muñeco comienza a decir versos, y dar sus primeros pasos; terminadas sus piernas, se dirige hacia la puerta de la calle y se marcha.
 
Geppeto es tomado preso por un guardia mientras seguí a Pinocho.

Éste vuelve a casa y es acosado por los reproches de un grillo, que le reclama su mala conducta y al que aplasta con un martillo.

Hambriento, Pinocho pide pan a un vecino, que e su lugar le lanza una jarra de agua helada. Ya cansado y con frío se hecha a dormir al pie de una estufa y se quema los pies.

Tras volver de la cárcel, Geppeto lo construye de nuevo, calma su hambre y lo viste.
 
Papa Geppeto con la intención de enviar a Pinocho a la escuela, vende su casaca para comprarle la cartilla, pues el muñeco expresa su deseo de asistir.
 
La vista de un teatro de marionetas le hace cambiar sus planes; vende sus útiles para comprar la boleta de entrada y, ya en el escenario, los muñecos que realizaban la función reconocen en él a uno de la familia.

Suspenden el acto y hacen subir al escenario a Pinocho. El publico protesta y Pinocho es amenazado por el muñeco tragafuego, con ser quemado vivo. No obstante su ferocidad, este muñeco responde a las suplicas sollozantes de Pinocho obsequiandole 5 monedas de oro, pues su corazon es de ese metal.
 
Luego de una deliciosa cena, una astuta zorra y un gato ladrón, con el propósito de robarle las monedas, le esperan a la entrada de la hostería del Cangrejo Rojo y lo cuelgan de la rama de la Encina Grande.

La bella niña de los cabellos de turquesa interviene
a su favor, salvándolo y llevándolo a su casita donde le atienden tres eminencias médicas: un cuervo, un mochuelo y un grillo parlante.
 
Ya curado, Pinocho emprende el camino de regreso a casa de papa Geppeto, pero de nuevo es sorprendido por la zorra y el gato, quienes lo convencen de sembrar sus monedas en el “campo de los milagros”, donde al poco tiempo se multiplicarían.
 PINOCHO
Luego de caer en la cuenta del engaño y habiéndole sido hurtadas sus monedas, pinocho denuncia su caso ante el juez del país “Atrapa-pillos”, este lo toma preso por equivocación.
 
Al fin libre, dirige sus pasos hacia la casa de Geppeto nuevamente.

En el camino una horrible serpiente siente “tal convulsión de risa” al ver caer aparatosamente a Pinocho, que una vena de su pecho se revienta de tanto esfuerzo.

Continuando su camino Pinocho cae en una nueva trampa, al verse tentado por un racimo de uvas en un huerto.

Es tomado por un campesino como un perro guardián de su gallinero.
 
De allí es liberado gracias a que descubre unas garduñas robando pollos; éstas le ofrecen la mitad de la comida tomándole por el difunto can Melampo.

Pinocho aprovecha la situación para dar a conocer el hecho al campesino, que agradecido le concede la libertad.
 
Decide entonces Pinocho regresar a la casita de la niña de los cabellos de turquesa pero para su sorpresa encuentra que en lugar de ésta hay una tumba con el siguiente epitafio:
 
“Aquí yace la niña de los cabellos de turquesa
Muerta de dolor
Por haber sido abandonada
Por su hermano pinocho.”
 
El dolor de Pinocho se ve aliviado por una paloma que conmovida lo lleva a la orilla del mar en busca de Geppeto, cuya barca se a hundido, mientras navegaba buscando a su muñequillo. Pinocho se lanza al mar para rescatarlo.

pero las fuertes corrientes lo conducen a la isla de las “Abejas Industriosas”, en donde todas trabajan para comer.
 
 
Con el objeto de conseguir el también su comida, ayuda a una mujer a cargar su cántaro; pero en realidad es el hada. Ante ello promete Pinocho cambiar y ser un buen muchacho.

Pero como siempre sus buenas intenciones pasan a segundo plano, pues en él primero están los conceptos de.

sus malas compañías escolares. Con quienes esta vez explora la orilla del mar para ver al “Atila de los peces pescadores”, al terrible “pez-perro”.
 
Dándose cuneta de la burla y el engaño que a sufrido, emprende una feroz pelea, en la cual uno de sus compañeros resulta herido. Pinocho huye de los guardias, seguido del perro Alidoro.

con quien se lanza al mar sin prever que éste no sabe nadar; por querer salvarlo, Pinocho cae en la red del pescador verde, quien confundiéndolo con un suculento pez se dispone a freírlo, pero el fiel animal a su vez lo salva.
 
Luego de esta aventura, Pinocho quiere reformarse regresando al lado del hada. Pero de nuevo incumple y con su amigo Pabilo se marcha al país de los tontos.

Allí es convertido en borrico después de cinco meses de instancia.

Es comprado por el director de una compañía de titiriteros, quien le enseña a bailar.
 
La noche de su estreno le ocurre un accidente, pues reconoce entre el auditorio al hada; pierde el equilibrio, se cae y se parte una pata.

Mas tarde es vendido a un hombre que quiere su piel como parche para un tambor. Pinocho se lanza al fondo del mar, donde los peces lo despojan de su piel de asno.

Aparece de pronto el “pez-perro” que, ante la mirada atónita del hada (transformada en cabra), se engulle a pinocho.

En el estómago del animal se encuentra con Geppeto, que hace dos años vive allí. Juntos una noche aprovechando el asma del pez y su gran boca abierta. Un atún les ayuda a llegar hasta la orilla.
 
Llega para Pinocho el momento de convertirse en un muchacho real, de carne y hueso como los demás niños.

Comienza a trabajar para ayudar a Geppeto y, un buen día, hasta le salva la vida al hada turquesa. El final moralizador:

“!Qué tonto era mientras fui muñeco, y que contento estoy ahora de haberme convertido en un muchachito de bien!”.