RESUMEN DE LA OBRA LITERARIA "SEIS PERSONAJES EN BUSCA DE AUTOR
- Luigi Pirandello -

En el escenario de un teatro, un tramoyista está clavando un decorado. 

A los martillazos, acude el traspunte, que sale de un camerino y le llama la atención ya que es la hora del ensayo del segundo acto de la obra “Cada cual a su juego”. 

El tramoyista recoge sus herramientas malhumorado y se retira.  Cuando los actores están ensayando, por el pasillo de butacas, aparecen seis personajes que se van acercando al escenario. 

El padre, que tiene unos cincuenta años, viste chaqueta negra y pantalones claros; la madre, aterrada y que viste de negro con un espeso velo que le cubre la cara y que mira siempre al suelo; la hijastra de dieciocho años, descocada, casi impúdica, el hijo, de veintidós años, es alto y deja ver su contenido de desprecio hacia el padre así como una negligente indiferencia hacia la madre; un muchacho de catorce años, también de luto y, una niña de cuatro años, vestida de blanco, con una cinta negra al talle. 

Ellos, según expone el padre al director, están buscando autor, y a que son los protagonistas de un drama de la vida real, y no de esos fantasiosos que se ponen en escena en los teatros.  Así, entre diálogos, nos vamos enterando de la esencia del drama que los tortura. 

El padre tuvo un hijo con su esposa, pero sabiendo que su mujer estaba débil, se lo dio a criar a una campesina para que creciera sano y robusto.  Esto motivó que la madre se entendiera con el secretario de su esposo, y, enterado este de aquellos amoríos.

La echó de casa.   El secretario tuvo entonces con ella a la hijastra (del padre), al muchacho y a la niña.  Cuando el hijo regresó del campo a vivir con su padre, este se dio cuenta que no existía la menor relación efectiva ni espiritual entre ellos.  Fue entonces, por curiosidad al principio, que el padre rondó el nuevo hogar.  Iba a la puerta del colegio para ver a la hijastra a la salida. 

SEIS PERSONAJES EN BUSCA DE AUTOR - Luigi PirandelloEsta le cuenta a su madre la presencia de aquel hombre desconocido; la madre, presintiendo saber quién es, decide huir de ciudad en ciudad. 

Al morirse el secretario, la familia quedó en la miseria, y entonces la madre decide regresar a la ciudad. 

La madre para mantener a su familia cose ropa para Madame Paz, una modista de alta costura que tras su negocio esconde un prostíbulo  Cuando la hijastra, que tiene dieciocho años, lleva la ropa que cose su madre a la tienda de la proxeneta, esta ve en la muchacha “Buen material” para su negocio, y llevada por la necesidad esta termina prostituyéndose. 

Uno de los clientes de madame Paz, resulta ser el padre, quien encerrado con la hijastra a quien no reconoce, está a punto de tener relaciones con ella; la aparición fortuita de la madre impide el trágico hecho, descubriendo además la personalidad de ambos. 

Enterado el padre de la miseria en que viven los acoge a todos en su casa.  Ahí se van forjando los más inicuos rencores y desprecios.  La madre, tras la escena en la trastienda de Madame Paz, queda destrozada.  La hijastra, enterada de la auténtica historia del matrimonio de su madre, siente repugnancia por el Padre y odio al hijo de este. 

El hijo rechaza a todos y desconoce a todos aquellos que han irrumpido en su casa como pariente.  La madre, queriendo vaciar su corazón de tanta angustia, entra al cuarto del hijo para explicarle todo; pero este huye y al atravesar el jardín ve a la niña ahogada en el estanque. 

Acude con la intención de salvarla pero se detiene de pronto porque detrás de los árboles ve algo que le hiela la sangre, el niño estaba ahí, quieto, mirando con ojos de loco a su hermanita ahogada.  Cuando fue a acercarse escuchó una detonación y el niño cayó a sus pies.  Se produce en el escenario una confusión general, entre gritos sollozos y correrías. 

Los seis personajes desaparecen de la escena.  El director aturdido por los sucesos, comienza a gritar: “¡Ficción!, nada más que pura ¡ficción!”.  El director despide a todos los actores y ordena al electricista que apague todo. 

De repente, como si el electricista se hubiera equivocado de llave, se enciende un foco detrás del telón blanco del fondo, en el que se proyecta las sombras alargadas de los personajes, excepto las del muchacho y la de la niña.  El director, al verlas, huye del escenario asustado.  Al mismo tiempo se apaga la luz del foco y la escena queda de nuevo iluminada con el claro de luna, como estaba antes. 

Lentamente, por la derecha del telón blanco del fondo, se adelanta el hijo, seguido de la Madre con los brazos extendidos hacia él.  Luego por la izquierda el Padre.  Se detienen en medio del escenario y permanecen ahí, como adormecidos. 

Por último la hijastra, que corre hacia una de las escalerillas, se detiene en el primer escalón, se vuelve un momento a mirar a los tres, y comienza a reír ridículamente; culmina así la obra.